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La sexualidad y el poder desde psicoanálisis


Autores: Juan Carlos De Brasi y Emilio González.

3ª edición: Junio de 2009

Publicación descatalogada


Reseña

Juan Carlos De Brasi: […] ¿Cómo se engarza la problemática del poder en psicoanálisis? Tendríamos que preguntarnos: ¿existe una problemática del poder en psicoanálisis, realmente? En él, ¿el poder está problematizado, o simplemente está evitado y ejercido de otras maneras? No se puede responder de manera sencilla. Yo lo que desearía dejar planteadas son seis cuestiones que me hice.

Primera cuestión: ¿se trata de el poder o de los poderes, en plural?; ¿existe algo así como el poder?

Habría que considerarlo.

Segunda cuestión: ¿Se trata de tener el poder o ser poderoso, o de otro asunto? ¿No se dejó algo fuera al preguntarse quién tiene el poder, o si tal o cual es poderoso?

Hay toda una historia de los poderosos: de los papas, de los reyes, esa es la historia de los poderosos, y ahí está personalizado el poder. ¿Qué asunto ha dejado fuera la problemática del poder? Pregunta. El deseo está fuera de la problemática del poder. Como se lo han planteado: la historia del poder de las instituciones, la historia del poder de los poderosos — reyes, príncipes, papas, antipapas… O la historia del poder en cuanto poder económico, infraestructural, y demás. Queda fuera el deseo siempre.

Tercera cuestión: ¿Se trata de ubicar esta problemática —la del poder— en el lugar de la sexualidad misma, o queda fuera de sus dominios y demonios?

Digo dominios y demonios porque es muy interesante el término que usa Freud para principio de placer, y demonios porque es una de las grandes resistencias que él ve al psicoanálisis. Es porque el psicoanálisis produce algo demoníaco en el sujeto, que no produce ningún otro tipo de situación. Habla constantemente de lo demoníaco en Mas allá del principio de placer. Dice que el psicoanálisis tiene algo demoníaco que hace que la gente tarde en llegar a él. Así como va rápido a un psiquiatra o a un psicólogo, tarda en llegar al psicoanálisis. Demonios y dominios: son dos palabras que usa él, que yo no pongo por casualidad.

Cuarta cuestión: ¿qué nombraría el poder en psicoanálisis?

Asunto abierto, tanto el del nombre como el del poder. Al final arriesgaré un nombre —provisorio— para esta problemática.

Quinta cuestión: ¿tendrá el poder en psicoanálisis uno o varios nombres más apropiados?

Antes alguien hablaba de la famosa Bemachtigungstrieb, o sea la pulsión de apoderamiento, de dominio, que está jugando en el fort-da. ¿Tendrá un nombre en psicoanálisis, poder, o tiene muchos nombres y Freud los va variando?

Sexta cuestión: ¿dónde le cabe al psicoanálisis la problemática del poder como a cualquier otra teoría y a sus modos de institucionalización: manipulación, desviación, usos y abusos? Y ¿dónde no le cabe, al igual que en los demás campos?

Es decir, ¿dónde cabe hablar de el poder en psicoanálisis, y dónde no? Yo creo que, a nivel de la teoría de la sexualidad, no cabe hablar del poder; cabe hablar en las formas de institucionalización, y le va como a cualquier otro proceso de institucionalización. Por eso, ¿dónde es pertinente? Pertinente, además de adecuado u oportuno, quiere decir que sirve para algo y aclara algo, vamos a decirlo en términos de mi abuela la utilitaria: si no sirve para nada, lo dejamos. […]

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