Blog de Josep Maria Blasco


El reiki no sirve para nada


Publicado el 12 de febrero de 2017.
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Un comentario, algo tangencial, sobre la fuente (me refiero a la web [eliminada para no hacerle publicidad – JMB]). En el artículo se afirma que «es obvio» que el Reiki «no sirve para nada».

Veamos. Una cosa, en la que estoy completamente de acuerdo, es que la explicación de que el Reiki funciona por «campos magnéticos» es una manifiesta tontería.

Y la otra es que el Reiki «no sirva para nada». Como Punset, pobre, que no encontró nada mejor que decir que «el bostezo no sirve para nada».

¡Hombre! Cuando uno bosteza, pues, como mínimo, se relaja y se estira un poco, ¿no? Hasta los animales lo hacen. Si nos ponemos religiosos (porque esto se está convirtiendo en una religión), entonces, si los animales lo hacen, debe de haber habido una presión evolutiva que etcétera etecétera.

¿No? Bueno. El Reiki consiste, esencialmente, en tocarse sin sobarse, delicadamente, sin intención.

Está atravesado por la idea china del wu wei, dificil de captar para nuestra mentalidad. Se suele traducir como «no hacer». También se dice que wu wei equivale a wei wu wei, «hacer sin hacer».

Tocarse, entonces, sin hacer nada. Ni meter mano, ni sobarse. O ni curar: más inteligente que los del Reiki, el japonés Haruchika Noguchi, inventor del Yuki («Ki grato»), en vez de inscribir sus prácticas en el Ministerio de Salud, las inscribió en el Ministerio de Cultura.

Quería decir que 1) el Yuki es una práctica social y, sobre todo, que 2) la idea del «no hacer» implica que tampoco hay que querer curar.

Decir que que te toquen «no sirve para nada» es una barbaridad. Las madres les hacen un ratito de Reiki a sus hijos pequeños, y se duermen más rápido y duermen mejor. La cálida mano de la madre sobre el pecho o la espalda tranquiliza y relaja.

Si uno ha tenido alguna vez pareja, es obvio que una angustia nocturna se pasa mucho más rápido si uno puede abrazarse al cuerpo de la persona que ama. Eso, claro, es tocarse, que «no sirve para nada».

Y es verdad, en realidad. La actitud correcta en el Yuki es esa: tocarse sin esperar nada, sin pretender nada, sin hacer nada, sin pensar nada, sin querer curar, sin pensar ni siquiera que se transmite energía. Wu wei, o wei wu wei.

Resulta que eso que no sirve para nada hace bien, es bueno. O si no, tenemos que admitir que es lo mismo dormir solo que dormir acompañado. Y no me estoy refiriendo a follar, ni a que, como decía Woody Allen, al menos conozcas gente.

La desgracia del Reiki es su explicación, no su práctica. De todos modos, para una persona que no puede entrar en el estado requerido, es mejor que se imagine que es un canalizador de la energía universal que que siga con su actividad mental acostumbrada. Como en general sólo se piensan tonterías, mientras uno piensa en lo suyo se tensa, respira mal, y eso lo percibe el que es tocado. En cambio, mientras se piensa que se es el canalizador de la energía universal, uno se relaja, respira mejor, y tiene mejor efecto lo que hace. O sea que hay alguna justificación (práctica) para la explicación, lo que no avala que sea verdadera, que es algo completamente distinto.

Así pues: antes de entrar a saco a cargarse estas prácticas como pseudocientíficas, habría primero que establecer una serie de discriminaciones conceptuales mucho más finas.

Una práctica que puede estar bien (como el Reiki) puede tener una explicación errónea (los campos magnéticos) que sin embargo es beneficiosa para el practicante (es un truco que lo ayuda a acercarse a la actitud correcta de wei wu wei).

Y lo de si sirve o no sirve para nada, pues no sé. Yo pensaba que esto de encontrarle una utilidad a todo era una manía del capitalismo, no de «la ciencia». A ver si al final vamos a tener que monetizar los abrazos que nos damos con nuestros amigos. A fin de cuentas, no sirven para nada, ¿verdad?

Es una web de fanáticos. Porque parte de un sofisma, muy peligroso. El de que si algo no es científico, no existe.

«La ciencia», a la que tanto se invoca (como a Dios, en vano, pero es que se la pone en esa posición) nunca ha pretendido explicarlo todo. Las matemáticas no hablan de cocina, la física no habla de la estética. Cada ciencia se limita a su campo. Esa limitación es lo que la constituye como ciencia.

Lo que puede opinar de todo es la religión, no la ciencia.

Cuando se pone a «la ciencia» a opinar de todo, se la pone en el lugar de la religión.

Ya se ve: hasta genera fanáticos.

A mí, qué queréis que os diga: ya me brutalizaron los sacerdotes, no necesito que me brutalicen ahora en nombre de «la ciencia».

Que soy matemático, ¡venga ya! Y es que, encima, no saben de qué hablan.

Josep Maria


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