Blog de Josep Maria Blasco


Presentación de «¿Imbéciles para siempre?», de Enric Boada, en el hotel Casa Gracia de Barcelona


Publicado el 23 de noviembre de 2018.
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El viernes, 23 de noviembre de 2018, a las 19:30, se presentó en el espacio «De Tranquis» del hotel Casa Gracia, de Barcelona (passeig de Gràcia, 116 bis), la edición preliminar del libro ¿Imbéciles para siempre? Parar, inspirar y recrear el mundo, de Enric Boada, que inaugura una nueva colección, denominada Intempestivas, en nuestra Editorial. El libro fue escrito a ocho manos, a partir de las ideas de Enric; colaboran en él también Carlos Carbonell y María del Mar Martín, además de yo mismo. La presentación la realizamos entre Mónica Boada, la hija de Enric, y yo, y contó con la presencia del autor y de los colaboradores.

En la foto, de izquierda a derecha, Camila Tubella, nieta del autor; Mónica Boada, hija del autor y copresentadora del acto; el propio autor, Enric Boada, leyendo fragmentos de su libro; Josep Maria Blasco, colaborador y copresentador del acto; y María del Mar Martín y Carlos Carbonell, colaboradores. El lugar, francamente agradable, es el espacio «De Tranquis» del hotel Casa Gracia.

La gestación de esta edición, y su misma naturaleza, merecen unas líneas aparte. Las hemos extraído, modificándolas un poco, de la introducción que escribimos para esta «edición preliminar».

El 11 de septiembre de 2014, Enric Boada, Maria del Mar Martín y Josep Maria Blasco (quien esto escribe) mantuvieron la primera de una serie de largas conversaciones, en general mensuales, que se prolongaron durante más de un año. Esas conversaciones, que rodeaban el tema central del libro, fueron laboriosamente transcritas por Carlos Carbonell a partir de las grabaciones que de las mismas se iban realizando. La idea que animaba al grupo era la de ordenar el material e intentar extraer después, a partir de él, aquello que se desease publicar.

Pizarra llena de anotaciones- Foto tomada en la reunión del sábado, 6 de febrero de 2016.

La estrategia seguida aportó ciertos resultados, pero presentó también bastantes inconvenientes. Por una parte, se hizo acopio de tanto material que su volumen lo convirtió en algo prácticamente inmanejable; en determinados momentos, se estaban manejando borradores de más de ochocientas páginas. Por otra, la serie, muy amplia, de conversaciones, permitió fijar con más precisión los puntos fundamentales del tema a tratar y permitió a los diversos colaboradores familiarizarse con el pensamiento del autor con una profundidad que de otro modo no hubiese sido posible.

Después de una pausa, en junio de 2017 se reanudó el trabajo y el ritmo mensual de las reuniones, tomando esta vez como punto de partida una publicación anterior del autor: Cuando morir sea una fiesta. Contramanifiesto para el tercer milenio, publicado en 1997 por la editorial Icària. En este sentido, el presente volumen puede verse como una continuación, una extensión o una segunda parte de esa publicación, de la que se han extraído, de un modo más o menos literal, toda una serie de fragmentos.

La dinámica de esa segunda serie de reuniones, que habitualmente fueron también mensuales, terminó siendo francamente inusual, por lo que pensamos que merece la pena que la pongamos de relieve. Por lo general, el autor solía acudir entusiasmado con algún aspecto del libro que deseaba desarrollar. Su forma de transmitir lo que piensa tiende a ser muy asociativa; se dispersa en todas direcciones, pues esa es la modalidad singular en la que goza de un hablar y pensar altamente productivos; no le teme a irse por las ramas, pues —como también observara en diversas ocasiones Juan Carlos De Brasies en las ramas donde se encuentran los frutos. Enric, así, se dedicaba a asociar en tiempo real, en una modalidad de caos creativo y dispersivo.

Ciertamente, el problema con tales modalidades del pensar-en-acto es que se suele hacer muy difícil poder redactar después, a partir de una materia prima tal, algo que resulte inteligible para un lector que no esté ya familiarizado de antemano con el pensamiento del autor.

Es en este punto donde entra el trabajo, verdaderamente esencial, de Maria del Mar Martín. Ella cumplió diligentemente con un papel que, por otra parte, fue delineándose por sí mismo, sin que los participantes tuviésemos que asignárselo: el de poner algunos límites y un cierto orden en el caos creativo. Discutía con el autor, le hacía volver sobre lo ya dicho, y le imponía toda una serie de limitaciones que, por su parte, este último aceptaba de buen grado, con una gran paciencia y un humor excelente.

El papel que le correspondió a quien redacta estas apresuradas lineas fue el de ir escuchando, con una cierta y deliberada distancia, los debates, las idas y venidas, los meandros de la conversación mantenida entre esas dos personas. De cuando en cuando saltaba la liebre: una nueva idea, un nuevo párrafo, una aclaración, una mejora, un parafraseo, se presentaban con toda claridad para ser escritas. «¡Callad un momento, que lo escribo y a ver qué nos parece!», les decía. No siempre conseguía que callasen, todo hay que decirlo, pero me ponía a escribir de todos modos. Una vez conseguida una redacción inicial, ésta era debatida entre los tres.

En las últimas reuniones se incorporó también Carlos Carbonell, que realizó una excelente y detalladísima labor editorial y de documentación.

Lo que el lector tiene en las manos, pues, es una especie de híbrido, un libro insólito.

Por su forma de ser producido, pues está escrito a la vez a ocho manos y por una sola persona, y también porque fue elaborado en el marco de una grupalidad singularmente elaborada, la del Espacio Psicoanalítico de Barcelona, al que pertenecen, en calidad de psicoanalistas, todos los colaboradores.

Pero, ante todo, por lo que en él se plantea. Aunque de eso no trataremos aquí, pues le alcanzará al lector, para que pueda comprobarlo por sí mismo, con pasar la página.

* * *

[Nota añadida en 2019]. Enric siempre decía: «cuando termine el libro, ya me podré morir». El mismísimo día en que fue a visitar a la directora de la editorial Icària con el borrador del libro (la intención inicial era publicarlo bajo ese sello), le entregaron los resultados de un examen médico: había desarrollado cáncer, con metástasis en páncreas e hígado.

La edición la realizamos en una rápida carrera contra reloj: queríamos que Enric pudiese tener en sus manos el libro antes de morir. Lo conseguimos, ¡vaya si lo conseguimos! Y, además pudimos hacer esta presentación, que fue fantástica, muy cálida, estaba el local a reventar, con un público entregado y emocionado, una despedida a lo grande. Enric estuvo brillantísimo, comme d'habitude y, por lo que nos contó después, también muy contento (bueno, se le notaba, también).

¡Gracias, Mónica, por elegir un sitio tan chulo y por una organización impecable!.

Enric Boada falleció en Barcelona el 15 de enero de 2019.


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