Hoy, en el taxi, con David:

«Creo que te lo podré resumir en unos pocos minutos». Procedo a hacer un resumen rápido de la crítica deconstructiva de Derrida a la filosofía analítica, tomando como base el debate Derrida-Searle sobre los performativos y los actos de habla contenido en Limited Inc. «Esto es interesantísimo», me dice David, «lo tendríamos que ver en el seminario de Aperturas» (fantaseamos con dedicar la temporada 2020-2021 a una inmersión en la teoría de género). «Sí, claro», le contesto yo, «pero como ya veo que me va a tocar darlo yo solito, me veo obligado, como Super Ratón, a supervitaminarme y mineralizarme».

«Un momento», interrumpe el taxista, «eso no era Super Ratón, era la Hormiga Atómica». «¿Está Ud. seguro», le contesto yo, «me extrañaría mucho, porque La Hormiga Atómica nunca lo vi (no teníamos televisión en casa de mis padres), mientras que de Super Ratón me acuerdo perfectamente. De lo que estoy seguro, desde luego, es de que no era el torito de Bovril, recluyéndose raudo en su etiqueta, mientras anuncia “¡Concentrado estoy!”». «No, no; era la Hormiga Atómica, seguro; me acuerdo de las antenitas y todo», insiste el taxista. Mientras tanto, David le pregunta al Sr. Google: «Era Super Ratón, en efecto». «¿Lo ves? ¡Claro! ¡Era Super Ratón!», concluyo con entusiasmo. «¿Me puede mostrar la imagen?», pide, con cierto desánimo y una admisión ambivalente de la derrota, el taxista.

Llegamos a nuestro destino: con propina incluída, seis euros y medio.

Derrida; Searle; la deconstrucción; los actos de habla y los performativos; la filosofía analítica; Super Ratón; la Hormiga Atómica; el toro de Bovril, y un taxista, todo en un agradable paseo por Barcelona de unos doce minutos, por menos de diez euros. ¿Qué más se puede pedir? La vida es bella.

Josep Maria