Blog de Josep Maria Blasco


Sobre la superpoblación


Publicado el 21 de agosto de 2019.
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La demografia, a mi entender, tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera es científica, y corresponde al análisis de qué pasará con la población, suponiendo una cierta natalidad, unas ciertas tasas de mortalidad, una cierta esperanza de vida, etc. Es un tema de una gran complejidad.

La segunda es tan respetable como la psicohistoria de Isaac Asimov, en cuanto que da por sentado algo que no debe darse por sentado.

Me explico.

Hoy día pensamos que no está bien comerse a los demás. Como pensamos que no está bien, prácticamente no lo hacemos. De cuando en cuando sale alguno en los periódicos que se ha comido a otro, pero es muy poco habitual. No es algo que digamos «¡Qué le vamos a hacer, los seres humanos somos así, es que los semejantes son tan comestibles, ¿quién podría resistirse?!».

¿Verdad?

En cambio, con tener hijos, pues se da por sentado que no hay nada que hacer. Se ve que «la llamada de la especie6raquo; es irresistible. Pues no. No es ninguna llamada, es una ideologia. Tan creíble como que los semejantes son de lo más comestible.

Estamos prácticamente aún en el viejo paradigma «Hijos, los que Dios nos dé», con la salvedad de que, como ahora es dificil mantener a más de dos y además no se cabe en casa, pues se tienen dos y ya está. Bueno, eso algunos. Otros tienen los que Dios les dá. Y hasta defienden su derecho a tener todos los que les de la gana.

Y a todo el mundo le parece estupendo. No hay nada que hacer. Somos animales, somos así, tenemos hijos por ahí, de cualquier manera y en cualquier sitio. Los caballos, cuando cagan, levantan la cola y, hala, ¡plaf!, lo hacen en cualquier sitio. Nosotros, con los hijos, pues hala, ¡plaf!, lo mismo. Somos asi, qué le vamos a hacer. Los que Dios nos dé.

De modo que iremos siendo siempre más y más y más y cuando no quepamos y nos lo hayamos cargado todo, no te preocupes, nos iremos a Marte, que se está la mar de bien, y ahí montaremos una sociedad nueva que será perfecta y maravillosa, para lo cual habrá sido un excelente entrenamiento nuestro pasado tremendo de guerras y odios y de cargarnos la Tierra, un aprendizaje cojonudo, de lo mejor, tú. En Marte, chachi piruli, y así podemos tener muchos más hijitos imbéciles, para realizarnos, claro, y mientras tanto ya se nos ocurrirá cómo hacer para viajar a las estrellas y poder llenar el universo todo de tarados que no saben qué más hacer que reproducirse. Somos asi. Es la especie. Estamos llamados a infectar el universo entero.

Está lleno de ciencia-ficción que habla de eso. ¿Verdad? Ahora la prensa mainstream parece que se ha convertido en ciencia-ficción, con todas las noticias sobre los delirios de Elon Musk y las advertencias de Stephen Hawking y los descubrimientos de nuevas supertierras y todo eso.

No sabemos organizarnos en un planeta al que estamos adaptados, pero lo haremos estupendamente en Marte, que se está la mar de bien al aire libre, un jerseicito y fuera, y los de Bilbao ni eso. Que sí, hombre, no seas cenizo. Ya verás.

Cuando oigo y leo estas cosas pienso que lo que nos merecemos es un buen asteroide que nos extinga, por imbéciles.

La demografía, la psicohistórica, es cómplice ideológico necesario de este desastre. No se puede ser neutral al respecto. Si no arreglamos lo de la reproducción, no hay salida.

Justamente he colaborado en un libro sobre el tema, que apareció hace poco. Es una edición apresurada, que hice yo mismo, ya que su autor principal, un gran amigo, Enric Boada, estaba mortalmente enfermo y queríamos que lo pudiese ver editado antes de morir (lo conseguimos, hicimos una presentacón cojonuda y él estuvo muy contento y muy brillante). Enric falleció este mes de febrero a los 88 años. Estamos en conversaciones con Icària para hacer una nueva edición.

La ficha del libro, que se puede comprar por Amazon, está aquí.

Josep Maria


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